La presión por el peso de un cuerpo inmóvil requiere de poco tiempo para originar trastornos por la necrosis de los tejidos
Las úlceras por presión, escaras o llagas pueden afectar hasta los huesos
Las úlceras por presión, conocidas popularmente como escaras o llagas, son lesiones que afectan a la piel o superando a ésta, hasta nivel de hueso, músculo o estructuras de sostén (tendón, cartílago,.), originadas por el aplastamiento de los tejidos entre dos planos, uno correspondiente al individuo (su hueso, cartílago, etc.) y otro externo a él (el lecho o la silla). La presión directa originada por el peso del cuerpo inmóvil sobre esa localización, va a requerir de un escaso tiempo para originar trastornos irreversibles, con muerte y necrosis de los tejidos. Otros factores como la incontinencia, malnutrición, intervenciones quirúrgicas prolongadas, etc. son predisponentes para su aparición.
Las úlceras por presión son un verdadero problema de salud pública por el elevado número de afectados y las graves consecuencias derivadas, y sin embargo siguen siendo tratadas a nivel preventivo y terapéutico como si fueran, problemas insignificantes.
El reciente estudio epidemiológico sobre las úlceras por presión en España -Estudio y Asesoramiento en Ulceras por Presión y Heridas Crónicas (GNEAUPP)- señalaba que el número de afectados por estas lesiones en nuestro país a buen seguro supera los cien mil ciudadanos y con ellos, sus cuidadores familiares y todos los profesionales encargados de su atención.
Las úlceras por presión parecen invisibles para una gran mayoría, tanto entre los profesionales sanitarios como en el resto de la sociedad, quizá por desconocer su trascendencia, que ahora trataré de dimensionar pero, sobre todo, por creer que son inevitables, cuando en realidad son evitables prácticamente en la totalidad de los casos.
La presencia de estas lesiones en más de cien mil personas, en pacientes hospitalizados, ingresados en residencias de ancianos o entre los que habitan sus propios domicilios, entraña para ellos una merma importante en su calidad de vida, condenados a un sufrimiento innecesario por esas heridas abiertas con una evolución crónica que puede hacer que aún con buenos cuidados estén presentes durante meses, pero es preciso destacar que suponen una grave complicación para la salud, especialmente por el elevado riesgo de infección viéndose aumentando el riesgo de mortalidad entre cuatro y seis veces sobre los que no padecen este serio problema de salud.
El coste del tratamiento de las úlceras por presión en España supera los 600 millones de euros cada año. La industria de los apósitos para heridas factura 150.000.000 de euros al año. Si colocáramos juntos todos los apósitos que se utilizan en un día en este país, su superficie equivaldría a tres campos de fútbol.
En España son escasas todavía las demandas planteadas a nivel civil o penal, contra profesionales sanitarios o instituciones por no evitar estas lesiones aún y cuando reitero, estamos en condiciones de prevenir con un programa de atención adecuado, casi la totalidad de los casos. Esta situación no es semejante en otros países de nuestra área de influencia, y seguro que no tardando mucho, llegará a nuestra realidad. Todos los ciudadanos tienen el derecho a sentirse seguros durante su estancia hospitalaria o viviendo permanente en una residencia de ancianos, sin ver ésta perturbada por la aparición de lesiones graves en la piel que sabemos como evitar. La permisividad de los usuarios de los servicios sanitarios y sociales ante la no prevención está cambiando, merced a la mayor información. Quizá, las implicaciones legales de este problema, sean un triste revulsivo para conseguir que se reconozca la verdadera importancia de las úlceras por presión y el valor soberano y efectivo de su prevención.
Desde el GNEAUPP en sintonía con toda la comunidad científica, afirmamos que si usamos el protocolo adecuado, podemos disminuir la aparición de las úlceras al menos en un 95%. Si ponemos en marcha un programa integral de prevención, podemos disminuir la aparición de las úlceras en un 98%, lo que supone que evitaríamos este sufrimiento a 120 pacientes diarios, en un hospital de tamaño medio y además ahorraríamos al año 400 millones de pesetas.
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